14 diciembre, 2011

Lesiones más comunes en verano

En cuanto a las lesiones, desde la Sociedad Española de Traumatología del Deporte recuerda que las más habituales en verano están relacionadas con la playa y la montaña, y las más frecuentes son: contusión y torcedura, esguince, luxación, calambre o contractura, y fracturas.

Asimismo, destaca que las lesiones pueden tener especial importancia si suceden dentro del agua, ya que perdemos la capacidad de localizar el origen del sonido y podemos, por tanto, correr el riesgo de ser arrollados por barcos o motos. En el medio acuático destacan también la denominada lumbalgia del escafandrista, que se produce debido a la carga de las botellas de buceo, y los accidentes al tirarse al agua sin calcular la profundidad del fondo.


 Por último, los expertos advierten del peligro de los golpes de calor, y señala que entre los signos de alerta de este tipo de trastorno están la irritabilidad, confusión, inestabilidad emocional, fatiga en reposo, escalofríos, piel de gallina, nauseas y vómitos. Ante esto, es muy importante realizar una adecuada hidratación, antes, durante y después de la práctica física.


 Por todo ello, si se pretende alcanzar un buen nivel de exigencia muscular en la práctica deportiva es necesaria una correcta planificación de los entrenamientos y de este modo conseguir devolver las funciones, elasticidad y flexibilidad al músculo.

Cuando las medidas preventivas son escasas o hay lesiones mal curadas también podemos sufrir una lesión.

En cuanto al origen o causa de estas lesiones, se señala que el problema surge cuando en una actividad se supera la capacidad de esfuerzo, originado generalmente por una falta de preparación o de entrenamiento previo en el caso de la práctica deportiva. Es entonces cuando aparecen las lesiones musculares.

Asimismo, los expertos advierten que estas lesiones musculares pueden ser endógenas o internas, causadas por haber superado la capacidad de estiramiento, o exógenas, que son las orginadas por la acción de fuerzas externas. En todo caso, explican que, generalmente, debe aplicarse frío (hielo) dentro de las 72 primeras horas de producirse la lesión, favoreciendo la hemostasia (detención del proceso hemorrágico), impide la salida de líquidos y alivia el dolor.

En este sentido, los especialistas llaman la atención sobre la utilización de cremas, pomadas y aceites que aumentan el calor de los tejidos, cuyo uso está muy generalizado en lesiones musculares, y destacan que aunque producen un aumento de la irrigación de los tejidos por su dilatación, consideran que la sensación de calor en el músculo resulta un "autoengaño". Así, alertan de que en lesiones recientes debe descartarse por completo la aplicación de calor como medida terapéutica.

A este respecto, en el caso de desgarros musculares, los expertos en medicina del deporte abogan por aplicar hielodurante dos o tres horas y más tarde fijar la lesión mediante vendaje compresivo, mientras que en distensiones musculares, recomiendan masajes con hielo y calor a partir de las 48 horas.

En cuanto a las agujetas, hay que tener en cuenta que éstas aparecen desde 24 a 48 horas después de la actividad física o esfuerzo muscular intenso y se producen como resultado del desequilibrio entre la falta de práctica y el cansancio. Para tratar estas lesiones se recomienda tratamientos de fisioterapia, baños calientes, masajes ligeros, movimientos musculares suaves.

Por último, los expertos aconsejan corregir alteraciones estáticas (malas posturas en miembros inferiores) y errores técnicos de gestos en la realización de una actividad, con estiramientos suaves antes y después de la actividad física, además de una correcta elección del material (calzados, ropa, etc) y el uso de terrenos suaves para la absorción del efecto acción-reacción.